Cuando era pequeña creía firmemente que el mundo eran las cuatro calles que rodeaban mi casa y que la gente que en el vivía era mi grupo de amigos con los que jugaba hora tras hora en la calle. Hasta que aprendí a montar en bici y decidí ir un poco más lejos que hasta entonces, y me dí cuenta de que no muy lejos de allí me esperaban muchas cosas por descubrir.Y entonces empecé a soñar con mi libertad.
Y libre fui...y libre soy.
He ido de un lado a otro, he conocido sitios inolvidables y gente a la que he amado como si se me fuera la vida en ello, tengo fe en cosas en las que nunca creí , he conocido el dolor y la felicidad, lo importante de tener un hombro en el que apoyarse, a ser el vaso que recoge lágrimas de tristezas y sobre todo, mis pupilas han aprendido a no mirar nunca hacia atrás para poder seguir caminando y no pararme y echar a temblar.En fin, hoy he vuelto a casa tras diez meses fuera,y ahí tengo las maletas abiertas, no se si las estoy llenando para marcharme o si las estoy vaciando para quedarme...
1 comentario:
te entiendo.lo bueno o malo,de haber tenido esa sensacion una sola vez,es que,a partir de ese momento,ya nunka seras la misma...
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